
"Mucho me temo que el programa incluirá un buen montón de mitos y muy poca información fiable, pero habrá que verlo"
Pues vi el programa y, como era de temer, fue una infamia. Los sexólogos modernos (ya sé que Lorena Berdún no lo es, pero actúa como tal) no se cortan un pelo a la hora de aconsejar con una sonrisa de oreja a oreja sobre el mejor lubricante para practicar el fist-fucking sin que al fisteado se le rompa el esfínter, pero ponen el grito en el cielo ante la mención de palabras como "marihuana" o "Éxtasis".
A los del gremio les falta tiempo para citar una serie de efectos secundarios tan reales como los que se atribuían en un pasado no muy lejano a la práctica de la masturbación: locura, esterilidad, impotencia, muerte, etc. Pero vamos a darle un repasito pormenorizado al programa, que tuvo tela.
La pizpireta presentadora empezó enumerando lo que la gente suele buscar en un afrodísíaco y se centró en tres aspectos: aumento del deseo, de la excitación (o

Casualmente, una droga como el MDMA o dosis bajas de un psiquedélico pueden actuar muy positivamente sobre todos estos aspectos, algo que en ningún momento se mencionó en el programa. Muy al contrario, Lorena se explayó sobre cuestiones como la mortalidad asociada al Éxtasis (38 muertes en diez años en España), sus efectos negativos sobre la erección (que no duran más allá de las primeras cuatro horas) y, lo más gordo, habló de que esta sustancia tiene un "efecto distorsionador" (que bien se podría cambiar por "modificador") y "hace pensar que estás teniendo una relación placentera, pero no es verdad". No es la primera vez que escucho este disparate, pero uno se pregunta cómo se puede simular el placer y si se podrá hacer lo mismo con el dolor ("lo tuyo no es un dolor real, sino ficticio"). Y es que hay pocas cosas más solidas, reales y rotundas que el placer y el dolor. O se sienten, o no se sienten. Puede haber diferencias de intensidad, pero no existen los placeres ni los dolores irreales.
El tratamiento de las diversas drogas fue deslabazado y superficial, y en todos los casos se insistió en sus riesgos al tiempo que se negaban sus beneficios (pregunta: entonces, ¿por qué hay tanta gente que usa drogas para mejorar sus relaciones sexuales?). Tan sólo en el caso del alcohol se admitió que una cantidad pequeña podría facilitar la desinhibición, pero en modo alguno se aplicó el mismo razonamiento a las sustancias ilegales.


De los psiquedélicos (psilocibina, LSD, mescalina), se mencionó poco más que su capacidad para desencadenar terribles experiencias (conocidas como "malos viajes"), sin que se hiciera referencia alguna a la posibilidad de ingerir dosis medias, con las que la eventualidad de un mal viaje es despreciable. Mucha gente utiliza estas drogas como afrodisíacos con excelentes resultados (como se puede comprobar en cientos de foros de Internet), pero las orejeras antidroga de los sexólogos les impiden verlo. Está claro que estos profesionales se comportan como Penélope en La Odisea: destejen unos mitos para tejer otros. A ver cuándo dejan de poner la moral y el prejuicio por delante de la ciencia y la experiencia, que ya hemos soportado durante demasiado tiempo los mitos sexuales como para aguantar otros cien años de mitos sobre drogas
AHI, AY, HAY HAS ESTADO FINO HILANDO, y el resto son bobadas catodicas.....vaya peazo blog encontrado a estas alturas...un alivio...salud.
lo de Lorena y el sexo no es mas que adoctrinamiento, nada que se salga de lo politicamente correcto, o sea, autentica bazofia.
qué vas a esperar que diga, que el sexo bajo de los efectos del mdma es de putisima madre para que al día siguiente esté todo el mundo buscandolo para probarlo, por favor,esta tía se ajusta al dircurso oficialista porque si no sabe que le dan una patada en el culo y la tiran a la calle