13 enero, 2009

Los afrodisiacos de Ibn Battuta

Las dos tendencias actuales más comunes respecto a los afrodisíacos son, por una parte, negar su existencia y, por otra, recomendar alimentos o sustancias de dudosa eficacia (ginseng, jalea real, ostras, marisco, chocolate, etc.), pero de poco riesgo (quitando la cantárida, por supuesto). No fue siempre así, como se puede comprobar en esta relación de afrodisíacos recopilada por el aventurero Ibn Battuta al regreso de sus viajes. Como dice el refrán, al que algo quiere, algo le cuesta.

«Los afrodisíacos descritos por este aventurero son fabulosos: un pez con cara como la de un búho y una cresta de gallo, habitante de un pantano de Xinjiang, que provoca una erección de caballo; un escarabajo ampolla, del mar Caspio, que si se mantiene en la boca permite a un hombre tener trato carnal un centenar de veces seguidas o, desde luego, hasta que se caiga muero o lo escupa. La raíz de mandrágora de las montañas del Atlas es tan potente que un hombre que orine accidentalmente sobre ella tendrá una eyaculación instantánea, mientras que a una muchacha virgen que haga lo propio, se le rasgará el himen en el acto. (...)
El afrodisíaco más utilizado en los harenes era el suqunqur, un eslizón, reptil cilíndrico de canijas patitas, macerado en salmuera, calientapollas feroz más potente que las ostras de Arcachon, los pistachos de Alepo o la orquídea»


La medicina de Ibn Battüta

Comments

2 Responses to "Los afrodisiacos de Ibn Battuta"

Anónimo dijo... 15/1/09 1:36 p. m.

Cielos, Johnny, has actualizado!

A ver si tomas carrerilla :-)

Un abrazo

Anónimo dijo... 20/1/09 12:13 a. m.

¿Qué te parece el cambio de cara?

Publicar un comentario

Last.fm Tumblr

Comentarios recientes

Blogroll