«Los afrodisíacos descritos por este aventurero son fabulosos: un pez con cara como la de un búho y una cresta de gallo, habitante de un pantano de Xinjiang, que provoca una erección de caballo; un escarabajo ampolla, del mar Caspio, que si se mantiene en la boca permite a un hombre tener trato carnal un centenar de veces seguidas o, desde luego, hasta que se caiga muero o lo escupa. La raíz de mandrágora de las montañas del Atlas es tan potente que un hombre que orine accidentalmente sobre ella tendrá una eyaculación instantánea, mientras que a una muchacha virgen que haga lo propio, se le rasgará el himen en el acto. (...)
El afrodisíaco más utilizado en los harenes era el suqunqur, un eslizón, reptil cilíndrico de canijas patitas, macerado en salmuera, calientapollas feroz más potente que las ostras de Arcachon, los pistachos de Alepo o la orquídea»
La medicina de Ibn Battüta
Cielos, Johnny, has actualizado!
A ver si tomas carrerilla :-)
Un abrazo
¿Qué te parece el cambio de cara?